¿Has oído hablar acerca de la alimentación antiinflamatoria? ¡Te contamos todo sobre ella!
Muchas veces en consulta os comentamos que lo que comemos nos inflama pero, ¿por qué ocurre esto?
En el tubo digestivo se encuentra la mayor parte de las células inmunocompetentes del cuerpo, es decir, aquellas que nos protegen frente a tóxicos y microorganismos del exterior. Esta protección la realizan a través de dos mecanismos: creando un medio ácido en el estómago que mate a las bacterias, y liberando moléculas inflamatorias.
La inflamación que se produce cuando el cuerpo detecta como extraños los alimentos es un proceso fisiológico que se resuelve cuando dejamos de comer. No obstante, existen factores que pueden mantenerla en el tiempo, cronificándola y produciendo cambios en nuestra microbiota, lo que aumenta la prevalencia de sufrir enfermedades.
¿Qué factores favorecen la inflamación?
Cuando se produce una reacción inflamatoria de manera mantenida en el tiempo, los microorganismos de nuestro sistema digestivo se modifican, a esto se le llama disbiosis. Esos microorganismos son imprescindibles para sintetizar sustancias que ayudan a mantener el equilibrio interno del cuerpo. Si se produce una pérdida de diversidad bacteriana o seA esto se le denomina disbiosis. La pérdida de diversidad bacteriana y, por tanto, la disminución de estas sustancias beneficiosas, llevan a la pérdida de permeabilidad del intestino. Esto significa que sustancias que no deberían, podrán pasar a la sangre a través del intestino y de aquí a otros órganos. Esto provoca más inflamación y aumenta el riesgo de sufrir algunas patologías: diabetes, enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico, obesidad, ansiedad, depresión, intolerancias alimentarias, alergias, rinitis, problemas gastrointestinales, etc.
Algunos de los factores que nos inflaman son:
- El estrés. Cuando estamos preocupados o ansiosos por algún motivo, el organismo detecta un peligro y activa sus mecanismos de defensa, entre ellos, la inflamación.
- La alimentación. Existen alimentos que desencadenan la reacción inflamatoria de forma más intensa que otros. Por tanto, aquello que comemos influye, y mucho, en nuestra salud.
- Los tóxicos. El alcohol, el consumo excesivo de ciertos medicamentos y algunos aditivos alimentarios afectan también a la permeabilidad intestinal.
- El tiempo que pasa entre las comidas. Si pasa muy poco tiempo entre las ingestas, el organismo estará secretando continuamente estas moléculas inflamatorias, lo que hace que se mantenga constantemente en el tiempo y no se resuelva, cronificando la inflamación. Además, niveles elevados de glucemia mantenidos en el tiempo, favorecen el aumento de radicales libres que afectan a la barrera intestinal. Este es uno de los motivos por el que se recomienda realizar el ayuno intermitente.
¡Depende de ti que no cronifique!
Modificando tus hábitos de vida puedes evitar los problemas derivados de la inflamación crónica. Así, te recomendamos:
- Llevar a cabo una alimentación basada en productos naturales (huevos, carne, pescado, verduras, etc.).
- Evitar los productos que contengan gluten (todos los elaborados a base de trigo, avena, centeno, espelta o cebada). El gluten es capaz de generar disbiosis, incrementar la permeabilidad y la inflamación.
- Asegurar niveles adecuados de ácidos grasos omega-3. Estas sustancias ayudan a resolver la inflamación. Ingiere pescados grasos (salmón, caballa, arenque, etc.) o supleméntate.
- Aumenta el consumo de fibra fermentable. Las bacterias beneficiosas de nuestro intestino son capaces de transformar la fibra de las verduras en butirato, que protege a nuestra microbiota y al sistema inmunitario.
- Espacia las comidas. Esto permite que se active con menor frecuencia la inflamación fisiológica, reduciéndola.
- Realiza actividad física y aprende a controlar tus emociones.